HIMACS: Centro hospitalario Maktub

La naturaleza de un hospital, su organización y su sistema de funcionamiento tiene una gran capacidad de provocar estrés ambiental a los pacientes y sus familias. Cuando los pacientes son niños, el proceso puede ser aun más agudo por las peculiaridades de la interpretación cognitiva y la valoración afectiva infantil del entorno.

Inspirándose en la sensibilidad emocional y la positividad que caracteriza a los más pequeños, nace este proyecto de la mano de la Fundación Aladina y la Universidad de Granada para dotar al Centro Maktub de las mejores instalaciones y tecnología para la realización de trasplantes de médula ósea: desde el diseño de circuitos no cruzados hasta los sistemas de sobrepresión más avanzados.

Además de los aspectos técnicos, la arquitecta Elisa Valero planteó un espacio que disminuyera la sensación de aislamiento a la que están sometidos los niños inmunodeprimidos. El nuevo planteamiento requería resolver las necesidades funcionales mediante la eliminación o transformación de la percepción de los elementos identificados normalmente como hospitalarios.

La unidad cuenta con 6 boxes, ubicados en el lado sur del ala que dan a la galería acristalada que acoge las visitas de los familiares. El primer reto fue proporcionarles mayor amplitud, y para ello, se redistribuyó toda el área ajustándose a los condicionantes que imponen la estructura y la red de saneamiento existentes. El segundo paso era eliminar los obstáculos visuales que lo separaban del exterior. El antiguo pasillo central sin luz natural pasa a convertirse en una galería iluminada por ventanales que abren sobre un jardín. Entre este y las habitaciones se sitúan las áreas de servicio en el interior de unas cajas de distinto tamaño, lo que contribuye a una gran riqueza espacial. 

Cabe destacar que Maktub es el primer centro en Europa que posibilita la realización de estudios clínicos en fotobiología pediátrica. En el diseño de la iluminación se aplicó la disciplina fotobiológica, la cual estudia el efecto de la luz en el bienestar humano. Por un lado, la luz natural entra en los boxes desde la galería sur, controlada por estores motorizados de filtro u oscurecimiento total; por otro, la artificial está pensada para el confort visual del niño y facilitar el trabajo a las enfermeras, y para ello, se utilizó tecnología de LEDs blancos de triple chip última generación y sistema RGB con control de 856 colores, empleado para cromoterapia. 

El proyecto fue realizado en dos meses con la dificultad añadida de que la planta superior e inferior del hospital se continuó utilizando durante la obra, lo que requirió una extraordinaria precisión y coordinación de las distintas disciplinas.Para ello, la arquitecta decidió introducir nuevos materiales, entre ellos, HIMACS. El proyecto requería un material termoformable que permitiera una unión sin juntas visibles, una apariencia elegante e higiénica en todas las instalaciones. “Buscaba un material que fuera duradero, que cumpliera con los requisitos hospitalarios y que pudiera moldearlo para eliminar las aristas de los volúmenes del pasillo y de esa manera, evitar los golpes de las

camas que debían entrar y salir de las habitaciones”, afirma Valero. De este modo se evitaron los protectores de golpes para minimizar la presencia de aparatos y lograr acabados a través del color y la geometría para crear una atmosfera lúdica y amable.

Gracias a sus propiedades higiénicas, su fácil limpieza y su resistencia a agentes químicos, la piedra acrílica está recomendada para clínicas y espacios sanitarios que deben cumplir con los estándares higiénicos más exigentes. Sus cualidades estéticas permiten crear ambientes cálidos y acogedores, incluso en espacios que normalmente no presentan estas características. Según algunos estudios, esta particularidad tiene una influencia beneficiosa en los pacientes y en su recuperación.